Concepto de Adoración

CONCEPTO DE ADORACIÓN

Todas las llamadas “Profecías bíblicas” que alaban la destrucción y muerte de los pueblos mientras que exaltan los actos de Jehová “Dios” deben ser rechazadas por todos aquellos que amamos la paz. Jehová fue el Dios de los ejércitos de Israel, y bajo su dirección, un ser de guerra, muerte, y venganza. Aun hoy dia el mundo sufre de sus actos y decretos pasados. Evidentemente Jehová no es el Dios Soberano, el Padre, de quien Juan dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo.”

Cada domingo en la mañana, millones de feligreses acuden a sus respectivos templos para adorar. Su adoración consiste de cánticos, lecturas de la Biblia, oraciones o plegarias, diezmos y ofrendas, y escuchar a un pastor predicar un sermón, usualmente mezclando el Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento.

No debemos adorar al SER Jehova, solo hacer el bien. No necesitamos realizar ningún ritual ni alguna cosa diferente a las que comúnmente hacemos.

SALMO 95: 1-7.

Estas fueron palabras del Rey David, cuyas manos estaban manchadas de la sangre de muchos civiles inocentes, mujeres, ancianos, niños e infantes, por órdenes del SER Jehová, el “Dios” de los ejércitos de Israel.

¿COMO ADORAS?

La adoración tradicional en las iglesias cristianas se asemeja al llamado a la adoración que hizo el salmista David en su salmo 95: 1-7. Acuden al templo el domingo en la mañana, principalmente, donde oran, cantan, ofrendan, leen las sagradas escrituras, escuchan el sermón y toman la comunión. Se postran, se arrodillan, cierran sus ojos. ¡Qué teatro! Sin embargo le llaman adoración.

NO ADORAMOS, COMO MUCHOS ADORAN.

1. No “elevamos plegarias al trono de la gracia.”

2. No cantamos ningún himno referente a un regreso futuro de Cristo o de alguna gloria futura de los “salvados”.

Finalmente, no “adoramos” según el entendimiento tradicional de “adoración.” Ello implica la sumisión incondicional de lo inferior a lo superior; del reconocimiento de una “Divinidad” o “Dios” superior a nosotros al cual le debemos sumisión. En la antigüedad “adorábamos” a los “dioses.” También a otros seres humanos, como eran los Reyes y Monarcas en quienes veíamos estar investidos de “divinidad.”

HECHOS 17: 26-28.

Estas palabras de San Pablo nunca aplicaron al SER Jehová, sino a un Dios totalmente diferente, creador de todo lo que existe.

San Pablo escribió: “De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de su territorios. Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros, puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho: “De él somos descendientes”.

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