Alegoría del Edén

Muchos de los que leen el relato del Huerto del Edén según se presenta en Génesis 2:8-17 lo aceptan literalmente. Aun se han invertido millones de dólares en excavaciones arqueológicas para encontrar evidencias científicas de dicho lugar. También se han manipulado datos para hacerles creer a muchos que tal lugar realmente existió.

LA BIBLIA NO ES INERRANTE

Para quienes toman la Biblia como la palabra de Dios, inerrante o libre de error, y gran parte de la misma en un sentido literal, es razonable pensar que el huerto fue realmente un hermoso jardín donde Dios puso al Hombre. Otros, como yo, pensamos que el relato es una alegoría que encierra ciertas verdades acerca del origen del hombre que por ser científicamente inexplicables hasta el momento, ha sido tema dominado por la religión cristiana, ya que su relato es parte de su escritura sagrada conocida como la Biblia.

LA RELIGION COMO ESTORBO

Quienes así creen, a saber, en el mensaje literal, aceptan los cálculos entre la aparición del hombre hasta el presente en unos 10,000 años aproximados. Sin evidencias, rechazan o desmienten otras explicaciones que les sean contrarias. En mi opinión, aunque la religión ha ayudado a la sobrevivencia del hombre dentro de un marco de esperanza, también es cierto que ha sido en muchísimas ocasiones, atraves de la historia humana, un estorbo al avance del conocimiento y desarrollo de los pueblos.

NO HAY RELIGION VERDADERA 

No obstante, a medida que la ciencia y la tecnología sigan su avance, muchos de los dogmas religiosos caerán a tierra y desaparecerán en el polvo de la historia. Pues, ¿Qué es realmente la religión, sino un sistema de creencias que intentan explicar lo desconocido? Por eso, en otro de mis escritos, afirmo que toda creencia religiosa es una mezcla de verdad y falsedad, que no hay ninguna religión verdadera, y que el 99.9% de todo lo que dicen es falso, incluyendo nuestra religión cristiana con su Biblia.

FANATISMO RELIGIOSO

Con éstas afirmaciones algunos pensarán que rechazo la religión. Pero no es así. Rechazo principalmente las afirmaciones de los líderes, maestros, evangelistas, pastores, etc., que hablan como si tuvieran el monopolio de la verdad y no se detienen a pensar que pueden estar equivocados en todo lo que dicen. A esto podemos llamarle fanatismo. El hecho que haya dentro de la religión cristiana una multitud de grupos y/o denominaciones, que utilizan la misma Biblia, pero que llegan a conclusiones diferentes, prueba mi punto.

ALEGORIA VS MITO

La alegoría, a diferencia del mito, no niega que tras el lenguaje simbólico se escondan verdades y se expresen generalidades de conducta y experiencias. Estamos convencidos que la narración acerca de Adán y Eva según Génesis 1:26-31; 2:1-25 es alegórica.

No se niega en ella la creación del hombre Adán y de la mujer Eva, pero se nos deja en la total oscuridad sobre la verdad de lo ocurrido. Ahora sabemos que la fuente original de dicho narrativo son las tablillas cuneiformes de la antigua Sumeria, en Babilonia, que datan miles de años antes que se escribiera el Génesis.

También sabemos que las múltiples traducciones del escrito han alterado muchas de sus palabras. Lamentablemente, el cristianismo ha contribuido a que el hombre se mantenga ignorante de sus orígenes, leyendo y creyendo, una y otra vez, la misma alegoría, que no arroja ningún conocimiento sobre la verdad que esconde.

Afortunadamente, muchas de las antiguas tablillas han sido traducidas por expertos de la antigua escritura sumeria y junto a los hallazgos de la ciencia, conocemos algo más sobre nuestros orígenes, más allá de las confusas y distorsionadas generalidades del Génesis.

Muchos cristianos, obviamente creyentes en la Biblia como “Palabra de Dios” se sienten mucho más confiados cuando algún hallazgo arqueológico confirma que la Biblia lo había afirmado antes. Sin embargo, ignorantemente no consideran en dicho caso que la Biblia, como cualquier otro libro antiguo, registra eventos ocurridos en su tiempo y lugares conocidos en dicha época.

Por tanto, el que la Biblia mencione un evento o un lugar, luego redescubierto por la arqueología o confirmado por la historia moderna, en nada le otorga al libro autoridad divina. Es simplemente un registro como cualquiera otro.