Somos Ignorantes buscando conocer

Todos somos ignorantes de la verdad. Decir que somos ignorantes no es ninguna ofensa. Significa que reconocemos nuestra limitación humana para conocer las cosas tal cual son. Nuestro conocimiento de las cosas es limitado, imperfecto, oscuro.

Relatividad de Nuestro Saber

Hablamos de lo alto y lo bajo si subimos a una montaña; de calor si nos acercamos al fuego; de frio si tomamos un pedazo de hielo en nuestras manos. Sin embargo, esas son percepciones relativas a nuestra realidad específica en un momento dado, dentro de un espacio dado. Por ejemplo, nuestros astronautas no pueden hablar de lo que es alto y lo que es bajo una vez que están fuera de la atmosfera que rodea nuestro planeta. No hay ningún punto de referencia hacia ningún lado en el universo infinito que determine lo que es alto y lo que es bajo.

Alguien de pie en el polo norte mira hacia arriba, lo mismo hace alguien de pie en el polo sur. Ambos piensan que están mirando hacia arriba, pero la realidad es que miran en direcciones totalmente opuestas. Igualmente, existen unas diferencias entre nuestro cuerpo y el cuerpo de un pingüino viviendo en el polo sur. Ambos cuerpos distinguen y resisten las temperaturas de manera diferente.

El ojo de un águila es más agudo que el ojo humano. Un águila divisa su presa desde una altura que rebasa la habilidad visual humana. Podríamos seguir comparando las diferencias entre el ser humano y los habitantes de este mundo como son los animales acuáticos o anfibios, los animales terrestres, las aves, los insectos, etc.

Investigación

Conocemos algunas cosas como resultado de nuestra investigación científica. Sabemos de la estructura de la molécula y del átomo. Por ejemplo, sabemos que una molécula de agua se compone de 2 átomos de hidrógeno y 1 de oxígeno. Escribimos dicha fórmula química como H2O.

Nuestros científicos se afanan en descubrir cosas que desconocemos. Mientras más las conocemos, más capacitados estamos de controlarlas. Muchas de las cosas que nuestros antepasados atribuían a Dios son fácilmente explicadas por nuestros científicos, como, por ejemplo, los eclipses, los huracanes, los cambios climáticos, y muchas otras cosas.

Hoy día podemos darnos cuenta de que cosas atribuidas a “Dios” no fueron sino eventos naturales científicamente explicables y muchos de ellos reproducibles por el hombre.