¿Quién dice la verdad? Nadie la sabe

Existen en Norte América millares de organizaciones cristianas que alegan predicar la verdad. Sin embargo, al examinar sus doctrinas o enseñanzas encontramos que ninguna predica exactamente lo mismo que la otra, sino que en todas ellas hay diferencias de interpretación bíblica [aunque cada una de ellas tienen la misma Biblia como base de sus enseñanzas] que van desde lo más leve a lo más severo, desde lo más simple a lo más complicado, desde lo que es lógico a lo que es absurdo, desde la afirmación a la negación de los diversos postulados de la fe. De manera que es imposible que alguna de ellas en particular tenga toda la verdad sin admitir ningún error de interpretación. Podemos entonces afirmar, con un alto grado de certeza, que cada una de estas organizaciones tiene algo de verdad y algo de falsedad.

Ninguna religión, iglesia, denominación, secta, grupo religioso de la cristiandad o de cualquier otra persuasión religiosa puede decir la verdad acerca de ¨Dios¨, pues no la conocen. Tampoco está escrita en sus libros ¨sagrados. ¨ Solamente podemos inferir alguna realidad basada en los hechos comprobados de la ciencia y la historia, y otras guiadas por la razón, la lógica, y la observación objetiva.

Aparte de la fe, todo argumento para demostrar la existencia de un ¨Dios¨ creador del vasto universo y controlador del mismo son puras conjeturas humanas, lamentablemente, impuestas por los dogmas y creencias.

FALTA DE UNIDAD CRISTIANA

En el sentido de que no ha habido una uniformidad de entendimiento de los postulados de la fe, la Iglesia Cristiana nunca ha estado unida desde que Pablo comenzó su ministerio de predicación  a los gentiles en el año 36 d.C.

Usted podría pasar toda su vida evitando caer en falsas doctrinas, pero creyendo que todo lo que su iglesia le ha enseñado es correcto. Pero alguien examina lo que esa “doctrina correcta” dice y encuentra que es totalmente inconsistente con “otras verdades” del cristianismo, resultando también falsa. Por supuesto, si su mente es suficientemente abierta, objetiva, usted podrá hacer los cambios o ajustes correspondientes conforme a los últimos argumentos que a su juicio son más convincentes que los primeros. Lamentablemente, si usted cierra su mente y solo acepta lo que su denominación dice que es correcto, necesariamente permanecerá en la oscura ignorancia.

INCONSISTENCIAS DOCTRINALES

Hay muchas cosas que aún no entendemos. Por esa razón, existen tantas doctrinas religiosas, contradictorias entre si, que dejan al lector o a quien escucha, más confundido aún de lo que anteriormente estaba. Lo peor es cuando se trata de conjeturas sin ninguna base bíblica o racional. San Pablo expresó que “ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.” [1 Co. 13:12].

Recomendamos que nadie acepte ninguna doctrina de ninguna iglesia, por más seria o reconocida que la iglesia parezca, sin antes examinar libremente a la luz de los hallazgos confiables y de su propia razón, lo que dicha doctrina realmente dice, pues incluso la misma Biblia, sobre la cual basas tus argumentos, no es de confiar totalmente, pues tiene errores y contradicciones, no es inerrante como muchos alegan, y mucho menos la Palabra de Dios. 

Nosotros no somos la excepción. No queremos que nadie acepte ciegamente nuestros postulados sin antes examinar los mismos y compararlos a su interpretación particular, no a la de alguien por más renombre o credenciales que tenga. No preste atención a las credenciales de nadie. Simplemente examine el contenido de lo que se dice y confronte dicho contenido con su propia razón y el entendimiento que usted tiene de lo dicho.

NADIE MONOPOLIZA LA VERDAD

No creemos que nadie tiene el monopolio de la verdad, y en este caso, nadie está obligado a pertenecer a una iglesia, ni mucho menos aceptar todo lo que en ella se enseña.

Cada cual si así lo desea, puede pertenecer a cualquier iglesia que mejor se ajuste a su manera de pensar, aunque sus postulados de fe estén en contradicción mutua.Si no perteneces, ni tienes intención de pertenecer a una iglesia, tu decisión está perfectamente bien, pues como verás mas adelante, ni siquiera es necesario pertenecer a una iglesia.

Lo que no está bien es enseñar que es necesario pertenecer a una iglesia, o que lo que enseña alguna iglesia es en todo correcto, o que solamente aquellos que pertenecen a alguna iglesia en particular son los únicos “salvos” o “escogidos.”

No es nuestra intención polemizar con otras iglesias. Pero ejercemos nuestro derecho constitucional a la libre expresión y a la práctica de la religión según la entendemos. 

Algunos de nuestros Artículos de Fe refieren al lector a ciertos estudios suplementarios que elaboran el tema un poco más allá. Es importante que dichos estudios también sean leídos para obtener información más completa sobre el tema tratado.

El fundador de esta iglesia se solidariza con los conceptos de justicia, libertad y democracia expresados en la Constitución de los Estados Unidos de América, que lamentablemente estan siendo violados, y a todas sus libertades civiles por ella establecidas, en particular la separación de Iglesia y Estado.

El fundador de esta iglesia desea y aboga para que los derechos individuales a la vida, la libertad, y a la búsqueda de la felicidad de todo ser humano sean respetados. Lamentablemente, todos los gobiernos del mundo, en medidas variadas, violan los derechos fundamentales del hombre, mientras una gran parte de la llamada “iglesia cristiana” simplemente observa las injusticias que se cometen.

Termino este breve Manifiesto declarando lo siguiente:

NINGUNA IGLESIA CONOCE TODA LA VERDAD

NINGUNA IGLESIA TIENE LA VERDAD TOTAL, NI SIQUIERA CONOCEN UN 99.9% DE LA REALIDAD ESPIRITUAL, DE MANERA QUE CASI LA TOTALIDAD LO QUE DICEN NO ES VERAZ, POR CONSIGUIENTE, ACEPTAR TODO LO QUE ELLA DICE ES UN INSULTO A LA INTELIGENCIA HUMANA.

Nadie dice toda la verdad, pues nadie la tiene.

EL REY DAVID

El héroe de Jehová, conforme a su corazón, que todos los ¨cristianos¨ evocan, resulta que fue un villano, genocida, asesino, soldado y gobernante con las manos manchadas de sangre de gente inocente, entre ellos ancianos, mujeres y niños. Basta considerar lo ocurrido a la ciudad de Jericó.  

Las manos del Rey David estaban manchadas de sangre, por encomienda de Jehová, Dios de los ejércitos de Israel. Sin embargo, tuvo que dejar a su hijo Salomón la construcción del templo a Jehová por dicha razón. ¡Qué contradicción! El mismo Jehová fue el artífice de las invasiones israelitas a los diversos territorios gentiles, y el autor de las matanzas y exterminio de pueblos enteros que ordenó invadir.

Vea: EL CARÁCTER VIOLENTO DE JEHOVÁ