La publicación de este sumario no necesariamente implica nuestro endoso de la postura preterista, como tampoco de ninguna otra postura, pues mantenemos nuestra independencia de pensamiento y el carácter no dogmático en todo lo que expresamos.
Introducción
Muchos cristianos ven en el Apocalipsis la culminación de la historia humana, específicamente, el fin del mundo actual, y el comienzo de otro mundo espiritual donde el final de los salvados es la gloria eterna, el paraíso de Dios, mientras el final de los inicuos, los no salvados, es el eterno infierno ardiente. Lamentablemente, esta visión del Apocalipsis es perpetuada por evangélicos de grande talla “profética o teológica” y hábilmente filtrada a los feligreses mediante sermones y diversos medios de comunicación. Los pastores, evangelistas y maestros de estas iglesias evangélicas continúan perpetuando la visión explicando el libro de Apocalipsis de forma casi totalmente literal y futurista.
La posición Preterista
La posición “preterista” establece que todas las “profecías” del Apocalipsis han sido cumplidas. Aquellos que interpretan el Apocalipsis de forma literal encontraran esta postura difícil y tal vez imposible de aceptar. No obstante, el estudio profundo del Apocalipsis evidencia que la posición “preterista” y no la “futurista” es la posición que arroja mayor sentido.
De todos modos, ¿Es el Apocalipsis un libro profético? ¿Predice eventos que harían de acontecer más allá de las estimaciones consecuentes en la historia de aquél presente cuando fue escrito? Dicho de otra manera, si dos pueblos están militarmente tensos el uno contra el otro, ¿Es profético decir que ambos se enfrascarán en una guerra? Probablemente ocurra, pero no necesariamente.
Fecha del Escrito
La principal interrogante planteada es la fecha del escrito. ¿Cuándo fue escrito? Para los “futuristas” el libro fue escrito entre el año 95-96 d.C. Para los “preteristas” el libro fue escrito entre los años 65-69. El primer problema que enfrenta la posición “futurista” es la misma introducción del libro que dice: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.”
¿Qué significa esto? Sencillamente que el Apocalipsis no es un libro que narra eventos de un futuro lejano o profecías “divinas” de largo alcance. El autor del libro, sea quien fuera (pero atribuido al Apostol Juan sin ninguna evidencia) dice claramente que la revelación de las cosas harían de suceder pronto.
Pronto Cumplimiento
Lean bien esta frase: “para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”.
Los siervos aquí no son los cristianos de hoy, viviendo 2,000 años después que el Apocalipsis fue escrito. Indudablemente, estos siervos pertenecen a una generación, la misma generación de Juan, a quienes les fue manifiesto las cosas que sucederian pronto. Contrario a Daniel (Dn.12:9) a quien se le encomendó cerrar y sellar las profecías hasta el tiempo del fin, a Juan se le dijo: “No selles las profecías de este libro, porque el tiempo está cerca” (Ap. 22:10). ¿Le parece a usted que Juan estaría escribiendo a consiervos de su propia generación sobre eventos finales que harían de ocurrir 20 siglos después y referirse a estos como eventos cercanos?
Tiempo Histórico de Venganza
El Apocalipsis describe eventos que sucederían pronto. Juan escribe a iglesias históricas de su generación (Ap. 1:4,11) como fueron Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. En sus palabras finales, el autor cita a Jesucristo resucitado y ascendido diciendo: “Ciertamente vengo en breve” (Ap. 22:20). Su venida se refiere en gran parte al día de la retribución (Lc. 21:22), entiéndase “venganza” sobre la ciudad que derramó la sangre de los profetas y santos (Mt. 23:37), la Gran Ramera (Ap. 17:5-6) ebria de la sangre de los justos, la Jerusalén, donde también crucificaron al salvador.
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuando, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Ap. 6:9-10).
Estas “almas” creían más en la venganza que en el perdón predicado por Jesús de Nazaret, pues estaba escrito: Romanos 12:19. “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. Hebreos 10:30. “Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.”
NOTA DEL EDITOR. Podemos escribir innumerables citas del Antiguo Testamento donde Jehová realiza innumerables venganzas sobre individuos y pueblos. El Dios, padre de Jesús, era lo opuesto al Jehová de la ley. El mundo ha sufrido desde el principio las experiencias de muerte, destrucción, hambre, pestilencias, conflictos y guerras entre los pueblos, desigualdad social, esclavitud, y todo mal imaginable. FIN DE LA NOTA.
Los juicios de venganza comienzan formalmente cuando Roma sitia la ciudad en el 67 d.C. Este evento ya había sido anunciado por Jesucristo: “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado” (Lc. 21:20). “Al salir Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos:
—Maestro, ¡mira qué piedras y qué edificios! Jesús, respondiendo, le dijo: —¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.” (Marcos 13:1-2).
Jerusalén y su templo fueron destruidos por los ejércitos romanos bajo el General Tito por órdenes del emperador Vespasiano en el año 70 d.C. Refiriéndose a las hermosas piedras del templo, Jesús había dicho: “En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida” (Lc. 21: 5-6). También Jesús hizo énfasis del tiempo del cumplimiento de estos eventos al decir: “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”(Mt. 24:34).
¿A quiénes les fue escrito?
Cuando Juan escribe el Apocalipsis, el templo en Jerusalén todavía está en pie (Ap. 11:1-2) y nunca más ha sido reconstruido. ¿Cómo es posible que este en pie suponiendo que Juan escribió entre el 95-96 y claramente esta establecido por los historiadores que fue destruido en el 70 d.C.?
Es absurdo que aún una mayoría de creyentes lean e interpreten que los eventos del Apocalipsis se refieren a un tiempo tan futuro que aún hoy 20 siglos después queden pendientes de cumplirse. La ignorancia y el fanatismo religioso llegan muy lejos.
Mediante lenguaje figurado, el Apocalipsis narra acontecimientos de su presente y predice acontecimientos próximos a dicho tiempo que la Iglesia ha manipulado conforme a sus intereses de influencia y dominio. Peor aún, la iglesia ha permitido, de manera confabulada, que gobernantes bajo su influencia acomoden su quehacer político a dichas manipulaciones y la gente libremente, sin ser educados o informados, acomoden sus interpretaciones a los supuestos “escritos proféticos.”
“Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo” (Ap. 17:9-10). Los siete “reyes” (Emperadores) de Roma, ciudad sentada sobre “siete montes” fueron: Julio Cesar, Augusto, Tiberio, Gaius, Claudio, NERO CESAR, Vespasiano. Vea Articulo 6:12,13.
II
Para nosotros particularmente, tiene muy poca importancia si el libro de Apocalipsis fue escrito antes del año 70 d.C., fecha de la destrucción de Jerusalén y su templo o después en el año 95 d.C. Esta última fecha de ninguna manera lo hace un libro futurista, como lo ha sido para incontables cristianos durante más de 20 siglos. Lo importante es que todo evento “profético” (si fue escrito antes del 70 d.C., o todo evento ocurrido, aunque haya sido narrado en el año 95 d.C., envuelto en lenguaje simbólico, pertenecen a un remoto pasado.
Tomemos por ejemplos los siguientes pasajes:
Ap. 6:12-13. “Mire cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.”
Dentro del lenguaje figurado, descrito arriba, encontramos el uso de un simbolismo con los nombres Jacob, Raquel y sus hijos, donde el sol es una referencia a Jacob, la luna a Raquel y las estrellas a los hijos de Jacob, los cuales originan la Nación de Israel. También en el escrito “Lenguaje Profético Figurado” hemos visto como ciertos eventos son descritos simbólicamente, probando que no han sido literales.
De manera que el autor de Apocalipsis está describiendo en dicho pasaje, en forma simbólica, el colapso de la Nación de Israel, cuando su capital Jerusalén y el centro de todo su sistema religioso es destruido por las tropas romanas en el año 70 d.C.
Cabe señalar que quienes se empeñan es sostener la literalidad futura del pasaje arriba citado, muestran su error interpretativo pues es científicamente comprobado que las estrellas, aunque se ven diminutas a distancia, sus tamaños son inmensamente mucho más grande que el planeta Tierra y por tanto es imposible que caigan sobre la tierra “como una higuera que deja caer sus higos cuando es sacudida por un viento fuerte.”
Significado Figurado de Cielo y Tierra
Igualmente, en Ap. 21:1 leemos: “Vi un cielo Nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.”
Los antiguos israelitas se referían a la ley como “cielo y tierra”. Unos ejemplos de ello lo encontramos en los siguientes pasajes:
Dt. 4:25-26. “Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo; yo pongo hoy por testigos al cielo y la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis al Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos.”
Dt. 30:19. “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.”
Dt. 31:28. “Congregad a mi todos los ancianos de vuestras tribus, y a vuestros oficiales, y hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos y la tierra.”
Si el “Cielo y Tierra” significa la Ley en el Antiguo Testamento, entonces la expresión “Nuevos Cielos y Nueva Tierra” lógicamente se refiere al fin de Ley. Los futuristas, al ignorar este detalle, ven un cielo físico que desaparece, y otro cielo físico que aparece.
De manera que, desde la perspectiva preterista, es absurdo esperar un cambio futuro del universo, como esperan los futuristas. Las palabras de Ap 21:1 “Vi un cielo Nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más” de ninguna manera puede tomarse de forma literal, pues tras tal cataclismo, la vida humana y toda forma de vida, tal como es conocida, no puede existir. Si la interpretacion preterista es correcta, ya hoy en dia, desde hace 20 siglos, vivimos en “Cielo Nuevo y Tierra Nueva.”
Lenguaje Figurado “Mar”
Encontramos en la referencia “mar” otro simbolismo referente a pueblos gentiles. “El mar ya no existía más” donde el mar representa a todos los pueblos no judíos [con quienes no fue el pacto de ley] y todas las divisiones humanas, particularmente la división existente entre los judíos y los gentiles.
Veamos algunos pasajes donde el mar se refiere a los pueblos gentiles.
Sal. 65:5. “Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia, Oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los términos de la tierra, y de los más remotos confines del mar.”
Sal. 68:22. “El Señor dijo: De Basan te haré volver; Te haré volver de las profundidades del mar.”
Is. 24:14. “Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces.”
Is. 60:4-5. “Alza tus ojos alrededor y mira, todos estos se han juntado, vinieron a ti, tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti.”
Dn. 7:2-3. “Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.”
Ap. 17:1. “Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas.”
El Apóstol Pablo dice en Gálatas 3:28: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”
La expresión “el mar ya no existía más” se refiere a la abolición religiosa de toda división entre judíos y gentiles mediante un nuevo pacto, que San Pablo llama Gracia.